Corrientes es una provincia en la que los cultos paganos forman parte de las costumbres de sus habitantes. Tanto es así que el caso Loan quedó marcado por situaciones que tienen que ver con las creencias populares. Incluso la abuela del niño desaparecido planteó esta posibilidad en las diferentes entrevistas que le hicieron. Sus palabras fueron un disparador para que se motorizara un repaso en la historia policial argentina.
Loan Danilo Peña desapareció el 13 de junio después de haber almorzado en la casa de su abuela Catalina, en un paraje ubicado a unos ocho kilómetros del municipio de 9 de Julio. La reunión se hizo para conmemorar el día de San Antonio de Padua, paradójicamente, el santo de las causas perdidas. Catalina Peña reconoció que organizó el encuentro para cumplir con una promesa que le hizo al santo (le había pedido que “le hiciera aparecer el celular que había perdido”).
La mujer, de 86 años, en diferentes entrevistas planteó una insólita teoría. “Dicen que hay un ‘Pomberito’ que se lleva a las criaturas y los mete en los huecos de los árboles, puede ser... Como no puede ser”, aseguró. “Recibí un llamado de una persona de Buenos Aires que me decía que busquemos los árboles con huecos en el monte”, agregó.
Para la cultura guaraní, el “Pombero” es una criatura que vive en zonas rurales y, aunque es considerado un cuidador de la naturaleza, también es conocido por tener un deseo sexual incontrolable con las mujeres y por cometer venganzas familiares si no se le brinda el debido respeto.
Un antecedente
En la historia policial correntina hubo un horrendo crimen originado por creencias paganas. Aunque no tuvo la repercusión del caso Loan, gran parte del país se movilizó por el brutal homicidio de Juan Ignacio “Ramoncito” González (12 años), registrado el 5 de octubre de 2006.
El crimen fue parte de un ritual kimbanda, un rito afrobrasileño, “para obtener la purificación ofrendando una muerte de un joven a sus dioses”. Su cadáver fue hallado el domingo 7 a la mañana a menos de 100 metros de la terminal de ómnibus, donde solía vender estampitas y dormir sobre cartones.
Qué dice el mito del Pomberito, el duende que mencionó la abuela de LoanEl testimonio de una adolescente fue clave para determinar qué había sucedido. Coincidió con los peritajes forenses al asegurar que después de horas de torturas que incluyeron oraciones “oscuras”, quemaduras con cigarrillos y cortes, los que participaban de la ceremonia comenzaron a tomar vino en copas a las que “les agregaba un líquido rojizo con una jeringa”, y mientras bebían uno comenzó a aullar y los demás lo siguieron, bailando alrededor del nene, al que violaron varias veces para después empezar a golpearlo. También lo descuartizaron.
Por el aberrante crimen, hubo 10 condenados a perpetua por homicidio triplemente calificado, por haberse cometido con ensañamiento, alevosía y con el concurso de dos o más personas en concurso real con el delito de abuso sexual con acceso carnal y con el delito de privación ilegítima de la libertad.
En Santiago
El 31 de mayo de 2016, en Quimilí, Santiago del Estero, se concretó uno de los crímenes más horrendos de los últimos tiempos en el NOA. En la siesta de ese día, Mario Agustin Salto (11) se dirigió a una represa del pueblo a pescar. El 2 de junio, encontraron sus restos en varias bolsas de residuos. Lo habían matado a golpes después de haber abusado de él y luego descuartizado. Pasaron varios años para que se supiera qué era lo que había sucedido con él.
Sus padres organizaron marchas y todo Quimilí se sumó al reclamo de justicia. Inclusive, hubo protestas en Buenos Aires para pedir el esclarecimiento del macabro crimen. De acuerdo a la acusación fiscal, Marito fue raptado cuando se dirigía a la represa a pescar; luego sería sacrificado en un rito satánico orquestado por Miguel “El Brujo” Jiménez, ayudado por varias personas. Ofrendaron vida a San La Muerte, otro santo pagano cuya devoción va creciendo en todo el país.
La jueza a cargo de la causa Rosa Falco dictó en junio de 2019 el procesamiento en contra de 11 personas. En una insólita decisión, la magistrada en el marco de la investigación ordenó tomar más de 3.400 muestras de ADN de habitantes de Quimilí y de las localidades aledañas Weisburg y Otumpa para que fueran analizadas en el Laboratorio de Genética Forense del Poder Judicial provincial y comparadas con rastros hallados en el cuerpo y la ropa del niño, aunque “no hubo resultados compatibles hasta el momento”.
La Justicia dispuso la prisión perpetua para “El Brujo” Jiménez, de 62 años, sindicado como el autor intelectual del asesinato y de Rodolfo Sequeira (47), acusado de partícipe primario. También fueron condenados Ramón Rodríguez (11 años de prisión) como partícipe secundario y Daniel y Ramón Ocaranza, María Eugenia Montes y Pablo Ramírez, fueron encontrados culpables de “encubrimiento agravado”, con tres años de prisión efectiva.